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El Desafío de la Risa
Cristina Wargon y su Taller de Humor en Capital Federal
Clarín Suplementos Mujer 03/10/2014
La periodista y escritora cuenta cómo Enseña El difícil arte de hacer reír. Todos los secretos de un buen chiste.
¿Se nace con humor o el humor se hace?
Se nace “nada”. Un recién nacido es un muñeco viviente que sólo hace provechitos, chilla y abunda en humedades incómodas. Por motivos desconocidos las madres morimos de amor por cada gorgorito, pero esa cosita, todavía es “nada”. Después se los cría, se los educa, se los domestica. Depende quién y cómo lo haga, de allí saldrá un tonto o un inteligente. Si sale inteligente, tendrá humor, porque el humor es impensable sin inteligencia. O sea, el humor se hace.
Pero el humor no se aprende en ningún lado
Hasta ahora… Porque cuando terminé de armar mi taller, me fui a Caras y Caretas y ofrecí el proyecto. Allí estuve dos años con mi pequeña logia secreta, pero en octubre comienzo también a dictar un seminario en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, mi delirio cunde.
¿Cómo se aprende a hacer humor?
He allí “la” pregunta. Según lo que estudié, no hay demasiados caminos investigados, de hecho solo me encontré con una universidad en Iowa, que lo enseña. Pero, ¡ojo! Es información de Internet y yo participo del culto a Google pero sólo confío en los libros. Fue el momento de seguir estudiando y ahí me encontré con dos señores que me dieron el “cómo”: Uno (del Bono) trabajó con el pensamiento lateral y el otro, Osborn, con la tormenta de ideas. Por supuesto, como los dos pertenecen al primer mundo, inventaron sus técnicas pensando en su utilidad en el mercado. Con mejor sentido práctico que el mío, sus métodos se usan a nivel ejecutivo para vender un auto, por ejemplo. El pensamiento lateral es una forma no tradicional de pensar un problema. Recordá que Florencio Escardó definía el humor como una manera equivocada de ver el mundo. Esta manera de razonar es natural en los chicos, pero cuando se los escolariza, en cuanto terminamos de “domesticarlos”, es decir de imponer nuestra visión del mundo, pierden esta capacidad en un ochenta por ciento.
¿Y la tormenta de ideas?
Es otra de las herramientas que utilizo. Se usa en grupos pequeños y la idea general es que sobre una consigna cada participante vaya aportando lo que le surge, por más disparatado que parezca. Requiere de un coordinador, que vengo hacer yo y alguien que tome apuntes, que es Mónica Gervasoni. También hace falta, según Pichon Riviere, tener el grupo consolidado. Mediante ese “juego” los yanquis llegan a la frase perfecta para venderte una heladera o el último celular. Nosotros, sólo a un chiste que nos haga reír.
¿Cómo se transmite el humor? Cristina Wargon y su Taller de Humor en Capital Federal
Por supuesto, tuve que inventar. Pero, básicamente, tomé todas las teorías de Freud y Bergson y las fui “bajando” a ejercicios concretos. Comenzamos con juegos con los fonemas y terminamos en el chiste. Por el camino, damos una vueltita por la ironía y alguno de los mil atajos del humor.
¿Por qué la mayoría de los humoristas son hombres?
Porque en todo trabajo creativo, y más calificado que la limpieza, siempre te encontrás con que los hombres son mayoría.
¿Coincidís con Freud, que decía que el humor es un decir del inconsciente?
Sí, pero el concepto que más me interesa de Freud es que el humor es el único placer sin culpa que podemos. Pensá: la comida nos engorda, el sexo, si es divertido, siempre te mete en líos… ¿Entonces vos enseñas humor por el placer del humor mismo?
No estaría nada mal según mi juicio, pero la gente va con diferentes expectativas, generalmente, más prácticas. Aplicarlo a la historieta, o al stand up. Para cada uno hay algo, para todos… risas.
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