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San Martín se confiesa
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Tal vez por el apuro del cierre y la resaca inclemente fruto de la juerga del día anterior, quizá por el humo de faso omnipresente en la redacción, Sarasa consiguió vender a la Directora Suprema, no del todo ebria en esta ocasión, un reportaje a Don José de San Martín. Nació así el Ciclo de Grandes Entrevistas de la Historia y de Cómo Arreglar lo de los Viáticos.
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Reportaje a Don José de San Martín
Por Timoteo Sarasa
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TS.- Don José Francisco de San Martín y Matorras. Me siento honrado y emocionado por entrevistar al Santo de la Espada, al Gran Jefe, al de la Copa Libertadores.
SM.- Caballero, intentad el mérito de hablar poco y lo preciso, os lo ruego.
TS.- Disculpe Don José. ¡El Padre de la Patria entonces!
SM.- ¡¡¡Carajos y puñetas!!! ¡Padre de Merceditas basta y sobra!
TS.- Uy. Me hizo acordar a esa copla popular. ¡Huija, rendija, a la madre, a la hija… ¡Se le hinchó una venita en la frente General!
SM.- ¡¡¡Mida sus palabras bellaco!!! Sobre Merceditas no dejé opinar ni a su abuela Tomasa, que además era mi suegra.
TS.- No me hable de suegras. La mía me dice Yernobyl. ¿Tuvo algo que ver la Tomasa con las máximas a su hija?
SM.- ¿Escuchó hablar de las máximas a Merceditas?
TS.- Sí. Las aprendí de memoria en la primaria y honestamente, me parecieron un toque guardabosque.
SM.- Ja. Y eso que quedaron doce. Al comienzo eran 257. Una por cada oficial. Contando a la tropa sumaban 3833. Demasiadas máximas. Por suerte con el tiempo se fue calmando. Y yo me rendí. Cosas de la edad.
TS.- Don José, para nosotros, los argentinos de mi tiempo, usted es un prócer. Como Rivadavia o Alvear, con calles, avenidas, monumentos, ¿vio?
SM.- ¡¡¡¿¿¿Me dice usted que ese par de farabutes hideputas traidores han pasado a la posteridad como hombres de bien???!!!
TS.- Bueno, del todo del todo, no. Los revisionistas dieron vuelta la película, dicen. Cambiando de tema, ¿Qué onda lo del Sargento Cabral? Sabemos lo de muero contento, hemos batido al enemigo. Pero no tenemos su comentario.
SM.- Es verdad. El Negro Cabral cuidó de mi vida. Con respecto a lo que dije, sólo atiné a gritar ¿Quién fue el gallego jueputa que me tiró el caballo encima?
TS.- ¿Y qué nos puede decir de su vestimenta preferida? Así de civil re garpa de galán, posta.
SM.- Disculpad Sarasa ¿Todos en vuestro tiempo sois tan pelotudos?
TS.- No se me sulfure Don Pepe, es malo para la úlcera. Pero tengo que preguntar si quiero que me garpen. ¿Lo del cruce de los Andes fue tan jodido como dicen?
SM.-¿Cómo es que me hace una pregunta tan estúpida, so carajo? No. Fue un paseo de fin de semana. Mire que resultó botarate, Sarasa.
TS.- Epa General. Que no habré cruzado los Andes pero me hice una selfie en la piedra movediza. Ahora me da miedito preguntar y que le suba la presión, mire si por eso me como una causa en Comodoro Py. Pero igual me la banco. ¿Cómo fue lo Guayaquil Don José? ¿Arrugó con Bolívar? Todo bien igual.
SM.- ¡Arrugar las pelotas! Rivadavia me negó armamento, tropas y pitanza. Cuando lo reté a duelo el muy maricón se fue a baraja. Acusó hemorroides. ¡Un mequetrefe!
TS.- Disculpe, un poco al margen. Si siente nostalgia de la patria, le puedo ofrecer un lotecito en Burzaco. Lindo. Medio chicón pero con todos los servicios, menos wifi, eso sí. Pero una ganga. A una hora del obelisco. Por lote y obelisco le hago un veinte.
SM.- Voy a interrumpir vuestra perorata sin sentido con una pregunta de mi interés. ¿Cómo está la patria?
TS.- ¿Vio lo de unitarios y federales? Más o menos lo mismo. Ahora le dicen grieta. En el medio, pasaron cosas…
SM.- Las cosas no pasan carajo. Sólo los hombres las hacemos pasar, para bien o para mal. ¡Vaya respuesta miserable la suya!
TS..- Esto no me está gustando para nada. Usted quiere que tome partido gratis y diga que Macri era un miserable, un boludo y un tránsfuga, que aguante la Cámpora y que la yegua…
SM,- No sé de qué me está hablando, pero a mí tampoco me gusta. Ha interrumpido mi descanso en vano… Ya le dije en su momento a Moreno cuando andaba perorando con lo de Gaceta. Ten cuidado. Se empieza bien, ¡pero después ¡cualquiera se va a decir periodista! No importa lo mendaces o burros que sean.
TS.- En eso coincido, mire lo que le hicieron a usted. Tanto bronce que los chicos argentinos creen que usted no comía ni cagaba. De pedo que lo hicieron usar camilla. Y disculpe, pero, ¡flor de chinchudo resultó al final!
SM.- Hostias. Que me habéis secado. Don José se levanta y se va. Portazo.
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