Vejez Esa Mala Palabra

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Juventud, divino tesoro

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VEJEZ, ESA MALA PALABRA

Por Lidia Poggio

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Vejez Esa Mala Palabra Humor a la Wargon

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La vejez es el punto de inflexión donde todo pasa a estar mal. te duelen los huesos, las rodillas y algunos malparidos te suelen llamar , con cariño, abuelita. En ese momento se prenden todas las alarmas…

¿¿¿Abuelita yo???.

Empezás a tener miedo de entrar a la ducha y resbalarte y empezás a usar el paño fácil, ese trapo jabonoso que no se enjuaga. Al principio todo va bien pero a la semana sos una masa pegajosa de aloe vera, jabón y quién sabe qué cosa más, eso sí, limpita.

El ciático empieza a jugar un rol desesperante, y muchos días no te podes agachar para ponerte las medias o los zapatos, y en pleno invierno andas con sandalias sin talón donde asoman los dedos de los pies ya violáceos y congelados. Limpiarse en culo resulta una tarea digna de contorsionista, pero vale la pena el esfuerzo pues nunca se sabe que nos depara el destino.

Efectivamente la vejez empieza cuando tenés las misma ganas de vivir que a los 20 pero ni siquiera podes limpiarte el culo. Mis amigas ya no me regalan cremas de belleza. Me obsequiaron un calzador largo y un aparatejo para enchufarme las medias porque tienen miedo que me tengan que amputar los pies. Tambien uso el calzador para higienizar mis pudibundeces.

Mi cartera es una farmacia ambulante, el antidiarreico, fundamental porque tengo esfínter estirado (tal vez por tanta juerga en mi juventud), un paño por si pierdo una gotitas (por la misma razón), además calmantes, vitaminas, pastillas para la presión, la gotita por si se me cae el diente que se mueve, Antialérgico por si me pica una avispa, hormiga, si cae polen, si hay viento sur o norte, o si me cruzo con la vecina que tiene mi edad y se consiguió un chongo de 50.No debo dejar de mencionar pastillas para la tos (que desencadenaría desastres antes mencionados) y los audífonos para ponérmelos en caso de que me interese escuchar lo que dicen las pendejas que me rodean. Ahh y no debo olvidar corega para pegarme la dentadura superior y evitar morir atragantada.

Salvando todos esos detalles, ser vieja no es tan malo. En el banco ponés cara de dolor inclinada sobre el bastón y te dejan pasar en la cola.

Cuando se acerca algún fascineroso, empezás a revolear el bastón tipo mujer maravilla y no se animan a acercarse. Si se acerca un señor buen mozo simulas usar el bastón como si fuera el mando presidencial, con garbo y elegancia.

No soy vieja, soy un modelo que necesita algunos ajustes, y funciono siempre al igual que los electrodomésticos antiguos. Las hormonas las tengo intactas y aun me calienta mirar fotos de  Sean Connery o Alain Delon.

Con un poco de practica volveré a ser la bomba de mataderos, o a lo sumo podré limpiarme el culo sin usar el calzador largo..

Y a todos los que me llaman abuelita los saludo con un ¿Abuelita? ¡LAS PELOTAS!