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Cría cuervos…
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QUERIDA MADRE
Por Carolina López Scondras
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Querida Madre
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Antes de que me lo reclames, sí, debería ir a verte. No es nada personal, es que estuve ocupada últimamente.
La tía Mirta igual siempre me cuenta que estás bien, que estás chocha de estar con la familia y vivir con todos ellos, que no paran de procear y cada vez son más en los monoblocks de Burzaco. Supongo que tenés con qué divertirse cada día y cocinar para todos ellos te tiene también bastante activa, así que tampoco es cuestión de ir y molestarte.
Tuve varias veces el impulso de ir, pero los remises no quieren llegar hasta ahí y yo me pierdo muy seguido. Así que, entre pitos y flautas, desistí. Igual visitas no te faltan con todos los adolescentes que te caen a cualquier hora a hacer las previas ahí, según me contó la prima Betty hablándome de su quinto hijo. ¿Es verdad que uno de ellos se drogó con tus pastillas del corazón y las de la presión alta? Esta juventud está perdida. Me dijo la tía que ese mes la pasaste mal, pero tu corazón al final resultó fuerte aún sin los remedios. Hablando de medicamentos, sé que el médico te recetó unos ansiolíticos. No te los envíe porque la verdad es que son muy buenos y cuando los junto con el Jack Daniels me relajan un montón. De todas maneras, aunque quisieras, es muy difícil dormir con los ruidos de los tiroteos en tu barrio. Dudo que los necesites después de cuidar todos los días a las mellizas de la prima, seguramente te quedarás de cama y las pastillas para dormir están de más, pueden ser un exceso.
En fin, la cuestión es que estábamos acá, (hablo en plural porque me casé) y te tengo que hacer una consulta.
Sé que te hubiese encantado venir al casamiento, pero es que lo hicimos para los íntimos en la playa. Alquilamos una quinta inmensa frente al mar, llegué con mi vestido blanco confeccionado en Milán que lo saque de una revista Cosmopolitan gracias a las compañeras de oficina de mi cónyuge que estaban todas ahí. El catering fue de camarones y todo tipo de pescados y hasta teníamos una fuente de chocolate para los 500 invitados.
Igual vos también estuviste de fiesta. Betty me contó lo del casamiento de la hija mayor en la Sociedad de Fomento de Guillón. Me habló maravillas de las 700 empanadas que hiciste con las tapas amasadas por vos. Siempre fuiste buena anfitriona. Lo mismo me dijo de los manteles cosidos a mano y que todo brillaba, incluso, los pisos que baldeaste.
Pero me voy de tema. La cuestión es que cuando volvimos de la luna de miel en Grecia… Claro, no te conté, nos mudamos a Entre Ríos, después que se vendió la casa, con esos dólares. Técnicamente digamos que es tu casa, pero la verdad es que no la estabas usando así que… ¿Con qué necesidad tener ahí un caserón antiguo en el barrio inglés? Consideramos (Roberto y yo) que lo mejor era venderla lo más rápido posible y con ese dinero venirnos acá, comprar un terrenito y el resto patinarlo, que la vida es corta, en un par de viajecitos. Como te dije estuve un poco ocupada últimamente con todo este tema.
Llegamos y la camioneta nos quedó un poco desactualizada. Estamos pensando en cambiarla por una cero kilómetro. Menos mal que nos trajimos tu coche, en ese barrio en el que estás, con ese vecindario no te iba a durar ni un mes, aparte ¿Para qué necesitarías uno si no salís nunca? Era un gasto que no podías permitirte y completamente inutil. Tu auto imaginate que ya nos quedó viejito, aunque lo usamos para ir a dar una vuelta cada tanto para sacar a pasear a Tobias, nuestro perro. Se que querías mucho a tu “negrito”, pero bueno, se fue. De verdad queríamos dejartelo a vos, allá, que hay tantos perros marca perro, pero después de que mordió a uno de los vecinos porque nos olvidamos de darle de comer un par de semanas creímos que lo mejor era sacrificarlo.
La cosa es que me acordé del Farlan de colección de papá que, bien vendido, nos puede aportar una parte del móvil nuevo. Estuve buscando los papeles por todos lados, sin suerte. Me fije en la caja fuerte de la casa antes de irnos, incluso en la caja de seguridad del banco que tenían a su nombre, pero ahí no estaban, solo había un par de joyas viejas que ya empeñé para comprarle la moto de agua a Roberto, mi actual marido, que está muy entusiasmado con el regalo por sus 20 años.
De hecho vos lo conoces, es el chiquito de 15 que nos venía a cortar el pasto y que hice debutar. Que hermosos recuerdos de verano en tu cama cuando vos salías al club a jugar a las cartas.
Así que te escribo por este temita, para que me digas dónde están, avisale a Mirta así me manda un mensaje de texto. A vos te mando cartas porque la última vez que te llamé a tu celular me respondió un chico medio drogado que asumo es uno de los cinco de tu sobrina o algún amigo al que se lo dio en parte de pago de algo.
Espero que andes bien, que lo de la cadera sea solo un susto. Me dijo Betty que tenías turno por PAMI en tres meses para hacértela ver. Suerte con eso. Yo me ocupo de mandarte lo que queda de tu parte de la jubilación para Burzaco.
Beso grande.
Carlos.
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