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¿Derecho o izquierdo?
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CHUPAHUEVISMO EN SANGRE. LA SECUELA
Por Claudia Baier
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Chupahuevismo en Sangre La Secuela
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En los análisis de los casisesentosos, nos sale un ítem nuevo. Viene debajo de los triglicéridos y es el que reza “chupahuevismo”. Es propio de la edad, como la presbicia o la artrosis pero con efectos colaterales nada nocivos. Al contrario, en combinación con la serotonina, te aviva la sonrisa, la piel y el sexo. Es una de las tantas ventajas que acompañan esta maravillosa edad.
En pocas palabras, te salta en los análisis porque lo que en tu juventud era motivo para dejar esta vida tirándote de la cucheta, ahora te chupa un reverendo huevo.
Retomando el hilo del número anterior, acá nuevos ejemplos.
Seguramente en tus veintes existía ese chaboncito que te gustaba muchísimo. Tu diario íntimo hervía. Y vos también. Estabas perdida. Pero… el pibe no te registró jamás. Eras un poste transparente, jamás te advirtió. Dramón. Lloraste abrazada a la almohada varias noches regando todo de lágrimas y mocos. María la del barrio, Grecia Colmenares y Andrea del Boca un poroto al lado de tu sufrimiento y dramatismo.
Ahora volvamos a nuestros casisesentas, y analicemos situación similar. Si, aunque no lo crean a los de sesenta también nos pasan cosas. No te digo que transitar esta edad sea un dechado de aventuras exóticas y experiencias estimulantes, pero cada tanto fulgura una estrella en tu firmamento geronte que se puede traducir en que un sujeto te empiece a gustar. En nuestra jerga no decimos chaboncito, nosotras decimos “señor interesante”. Y vos tirás una ondita, como para blanquear tus intenciones, pero el quía se hace el inalcanzable. Nunca acusó recibo de tus onditas y te hizo sentir más inexistente que el helado de pollo.
Es la misma situación de tus veintes, cuarenta años después. Pero qué nos pasa ahora? Nos chupa un huevo, corta la bocha. Y además pensamos: ¿quién te crees que sos? ¿Bra Piiii? ¿Yorsh Clunei? ¿Mel Guison? Rajá de acá, fuera de mi cabeza, de mi feibu, de mi planeta. Y que pase el que sigue. Si es que hay alguien en la fila. Y si no hay nadie en la fila, ¿qué nos pasa?, nos chupa un camión con acoplado triple eje lleno de huevos.
Las emociones fuertes y perturbadoras de la adolescencia y juventud se relajan a los casisesenta. ¿O será el clona? Tal vez fiaca emocional, o simplemente cansancio. De cualquier forma, a esta
altura verificamos con alivio que no hay despelote sentimental que no amengüe con un buen
cuarto de helado viendo una película o un malbec con quesito acompañando una lectura.
Otra cosa que nos tiene sin cuidado es la histeria whatsapera. Esto no lo puedo comparar con mi juventud porque sólo presumíamos de teléfono con ruedita. En este universo nuevo y tecnológico, sugiero que si un señor sesentoso quiere deshacerse fácilmente de mí, me arroje sin anestesia la siguiente frase: “me clavaste el visto”, y le puedo asegurar que más rápido que un rayo habré desaparecido de su campo visual y de su vida. Ni con Google Earth me ubica. Habrá logrado de manera sencilla y efectiva que me mude de galaxia. ¡Gente grande! dejemos toda esta parafernalia tóxica para los pibitos. En vejestorios es de pelotudos (muy).
Reconozco que la aplicación es la primera en alimentar este trastorno, porque ahora con todo ese asunto de la privacidad que podés configurar según tu nivel de paranoia, resulta que hay contactos que te quitan, te restringen, te niegan los tildes azules. ¡Ooohhh qué calamidad! ¡Ay me va a dar algo, Carlo Augusto me privó de los tildes azules! ¿Sabés lo que me pasa cuando estrenás esta ñoñería?, a esta altura ya están en condiciones de adivinar fácilmente y la sigla también, MCHUH y no uno, varios maples.
Además entre la comunidad de maduros y machucados, tener los tildes azules es una cuestión de supervivencia. Porque cuando miro el chat de alguien de nuestra cofradía y veo los tildes azules, no le reclamo nada, simplemente imagino que Ester todavía anda jodiendo impune y jocosa por la vida, y no está tirada hace tres días en el baño con la cadera rota tomando el agua del inodoro. No seamos giles, tener los tildes azules salva vidas, porque cuando cambian a grises se activa el plan de emergencia geronte para rescatar al posible desahuciado.
Otra ventaja de esta gloriosa edad, peleando el podio con el chupahuevismo en sangre, nos pertenece sólo a las chicas. Porque ahora ya somos libres. Y no con esa libertad absorbente que nos vendieron durante años y que venía con alas, sin alas, nocturnas, diurnas, con perfume, sin perfume, multiforma, colaless. Todo ese tormento ya fue! Ahora ya somos Siemprelibres de verdad. A propósito, podés creer que me sobraron tampones, una cajita casi llena, qué picardía. Buscando “manualidades con tampones” en YT para aprovecharlos, encontré unos fantasmitas divinos, sólo hay que despelucharles la base y agregarles ojitos. Los voy a hacer para llevar de souvenir al asado que prometieron invitarme los delincuentes de esta redacción.
Y como esta revista es servicio y conociendo que hacer listas de cosas hace bien, acá les dejo una tablita para que completen cuando se quieran sentir todavía más felices de lo que ya son, sin caer en la sobredosis por favor. Agarrá la bic.
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